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Fue en marzo de 2008 cuando la red social más famosa del mundo logró instalarse en el imaginario colectivo nacional. Nadie podría haber considerado hasta entonces que la inmersión de las personas en esta plataforma generaría cambios en hábitos, en la forma de ver el mundo y de relacionarse de los chilenos. ¿Pero esto nos sirvió para mejorar nuestra vida? La exposición y algunos estudios muestran un planteamiento no tan optimista sobre el uso de esta social media, sobre respecto de los usuarios más jóvenes.

Si Facebook fuera una persona, previo a apagar las velas de la torta de festejo de sus 10 años de vida en Chile, al momento de hacer la evaluación de las experiencias acumuladas en este tiempo, quizás la nota sería alta, debido a que abrió un abanico de posibilidades de contacto para millones de usuarios. Si al 2007 no alcanzaban a ser 40 mil los inscritos en la red social, a 2018 se contabilizan 13 millones de cuentas. Es más de dos tercios de la población.

El tema es si esta apertura nos ha hecho más felices. “La irrupción de la red generó un profundo cambio social en Chile. Transformó la forma en la que las personas se relacionan, cómo interactúan. La gente empezó a desarrollar más contenido visual y a sentirse atraída por esto. (…) Antes nadie iba en la calle diciéndole al resto que tenía una relación. Ahora Facebook permite hacerlo público”, comenta Daniel Halpern, director de Tren Digital de la Universidad Católica.

Es más. Según el experto, hay una clara relación entre el uso de Facebook y el divorcio, aunque el vínculo no puede unirse por causalidad.

Sin embargo, la faceta más preocupante está en los jóvenes y en cómo influye en ellos el vivir en el mundo inmaterial de las redes sociales. Un estudio de Halpern señala que Chile tiene uno de los mayores niveles de penetración de Facebook entre universitarios a nivel mundial, con el 96,4% de estos estudiantes usando esta red. Su uso es mayor que en países como EE.UU., España y Canadá.

El “pero” lo encontramos en otro estudio de Halpern y Tren Digital, que mostró una baja en las notas de estudiantes de 7° básico y 4° medio por uso de esta red social, así como efectos en la vida cotidiana.

Y eso no es todo. Una encuesta efectuada en Inglaterra en 2017 por la Sociedad Real de Salud Pública (RSPH, por sus siglas en inglés) reveló que sólo YouTube tiene un efecto positivo en la salud mental de los jóvenes. Al resto, en general, les afecta de forma negativa, siendo Instagram la red social que peores resultados obtuvo, seguida de cerca por Snapchat, Facebook y Twitter. Según este estudio, las cinco mayores redes contribuyen a que los jóvenes empeoren la opinión que tienen de su cuerpo. Instagram resultó ser la más dañina en este sentido, seguida de Facebook, Snapchat, Twitter y YouTube.