

Hoy existen muchas formas de ver contenidos audiovisuales a través de distintos aparatos. La penetración del Smart TV ha facilitado que empresas de streaming como Netflix, Amazon o HBO Go ya estén dentro de nuestras casas con un valor mucho más bajo que el cable.
En nuestro país, según expertos en el tema audiovisual y cultural, a mediados de los 2000, con la llegada de variadas plataformas online y pagas, se produce un cambio en los hábitos de consumo audiovisual en el que no es necesario ver contenido en un dispositivo especifico: puede ser en la televisión, en un computador fijo o portátil, en una tablet y hasta en el celular. El donde vemos ya no importa, ahora nos interesa ver lo que se quiera a la que hora sea.
La televisión pasa por ciclos. Es una especie de ente en constante evolución que tiene que estar atento a los gustos de las personas, estos van cambiando, se van agotado y es ahí donde la tv siempre debe estar un paso adelante, para evitar que la decadencia sea la que la haga mutar.
"La televisión hay que entenderla como lo que está dentro de la cabeza del usuario".
Según el analista y consultor de medios Luis Breull, “desde los 2000 en adelante, tanto el cambio de lenguaje como el desarrollo de la banda ancha y la introducción de nuevas tecnologías, va cambiando rápidamente la manera de programar y franjear. También lo hace el comportamiento del consumo de las audiencias más jóvenes (…) y esto se agudiza en torno a los inicios de esta década, entre el 2008 y el 2009. Ahí hay un salto importante en términos de fuga de audiencia que se va al cable, el cual comienza con un crecimiento muy fuerte de audiencia, en desmedro de la televisión abierta”.
La televisión pasa por ciclos. Es una especie de ente en constante evolución que tiene que estar atento a los gustos de las personas, estos van cambiando, se van agotando.
"Cuando quieran, donde quieran y de la manera que quieran".
“Como lo que ocurre con Game of Thrones o con las series de largas temporadas, que logran meternos en mundos particulares de los que finalmente nos hacemos adictos”.
La transformación de la televisión tiene que ver con los intereses del consumo del público. “Y un ejemplo de ello fue la integración de un género nuevo, los realitys, que lograron atraer a una gran audiencia. A partir de este formato se crearon diferentes ofertas programáticas entorno a ellos, como resúmenes, repeticiones y recortes de la vida de los participantes de estos programas. No obstante, el éxito programático de aquello solo duró hasta fines del 2014, fecha que coincide con el cambio en la inversión publicitaria que se dirige más a la televisión de pago y los contenidos web, y que se traduce en nuevas formas de entregar contenido.
Esta entrega de contenido se cruza con la crítica hacia el olvidado People Meter, que es el sistema de medición de audiencia que hoy tienen los canales de televisión, puesto que no da cuenta de la totalidad del consumo de un programa, dado que tiene por objetivo registrar el visionado tradicional unidireccional, opuesto a la gigantesca base de datos que plataformas como Netflix y Youtube pueden recopilar de sus consumidores.
Y como dice Marcelo Pérez, periodista de la Biblioteca Nacional y máster en estudios culturales “la gracia que tiene internet, Netflix, HBO Go y todos los formatos multimedia, es que ellos se adaptan al usuario. Si finalmente es eso, es que yo voy a verlo cuando yo quiera verlo”.
"Ya no hay ese gusto de sentarse y estar dos horas frente al televisor".
“Yo me subo al metro en la mañana y veo a la gente viendo la serie de Netflix y eso te da una apropiación de que yo me creo mi propia televisión. Y lo otro es que ya la gente le agarró el gusto a no cerrarse a un espacio geográfico de la televisión. Es decir, yo soy chileno, veo televisión chilena; esa cosa ya se ha roto un poco, yo tengo la posibilidad de ver la televisión que quiera”, indica Pérez.
Breull comenta que “los usuarios buscan pasar un buen rato con algo a lo que se puedan aferrar y que les permita fidelizarse con buenas historias, como lo que ocurrió con Game of Thrones o con las series de largas temporadas, las que logran meternos en mundos particulares de los que uno se hace adicto”.
La caja para ver televisión ha ido cambiando en forma y calidad. También las personas que la ven y por ende el contenido y las maneras de consumirlo; computador, celular o tablet, la caja sigue en los distintos hogares, en los recuerdos y en la nostalgia. La primera vez que alguien del barrio tuvo una, el mundial del ’62, el Miss Universo 1987, Cachureos, los noticiarios y los matinales.
Pese a lo anterior, lo que en estos últimos años ha pasado es que gracias a los avances tecnológicos y la vida acelerada, los telespectadores se han convertido en usuarios que participan activamente de la elección del mejor contenido, mirando lo que les gusta o les interesa a la hora y lugar que determinen.