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Pandemials: cómo es nacer y criarse en un mundo de encierro

 

by May 3, 20212021, Coronavirus, Pandemia

La crisis sanitaria mundial obligó a instaurar el encierro como un modo de vida y los niños y las niñas han sufrido las consecuencias del aislamiento por más de un año. Según especialistas en salud mental, la pandemia aumentó significativamente los síntomas emocionales, conductuales y psicosomáticos. Aún es incierto si habrá secuelas a futuro para los recién nacidos denominados pandemials.займ 10000 рублей

 

Giselle Galleguillos es matrona de profesión, trabaja en Quillota y dio a luz por primera vez en septiembre. Su experiencia no fue lo que imaginó para ese día en la llegada de su hijo Alonso: en la clínica no pudo recibir visitas de su familia. Con la cuarentena establecida en su comuna, ese escenario se repitió en los siguientes meses y tuvo efectos: dice que cada vez que Alonso ve a una persona nueva se estresa.

En 2020, nacieron 189.564 niños en Chile, según el Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS). Los llaman pandemials a quienes salieron al mundo en plena crisis sanitaria. Pero no son los únicos afectados por el nuevo orden: los niños que se encuentran en la primera infancia, hasta los cinco años, experimentaron de golpe la transformación desde su vida de descubrimiento, de ir a la escuela y jugar con amigos, al aislamiento total.

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Los efectos negativos del encierro no tardaron en ser visibles en los niños. Así lo mostró, en marzo de 2021, el estudio “Impacto de la pandemia por Covid -19 en la salud mental de preescolares y escolares en Chile”, realizado en una muestra de 4772 estudiantes y que evaluó una lista de 15 síntomas presentes antes y durante la pandemia. Como cuenta Marcela Larraguibel, psiquiatra infanto juvenil y una de las autoras de esta investigación, se reveló que “la pandemia aumentó significativamente tanto síntomas emocionales, conductuales como psicosomáticos: el 20,6% de los preescolares y escolares evolucionaron de no presentar síntomas a tener al menos uno”.

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Hay otro foco de preocupación: los menores con trastornos psicológicos o psiquiátricos previos, que en 2016 alcanzaban una prevalencia de 27,8% entre los 4 y 11 años, principalmente asociados a trastornos de ansiedad y disruptivos, y quienes, entre otras cosas, disminuyeron sus atenciones de salud e incluso abandonaron la terapia. 

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“El confinamiento puede descompensar o intensificar cualquier problema de salud mental pre-existente”.

Marcela Larraguibel

psiquiatra infanto juvenil e investigadora

Como demuestra su estudio, la mayoría de los escolares que presentaban sintomatología previo a la pandemia, la mantuvieron.

Según indica Alexies Dagnino, doctor e investigador en Neurobiología del estrés y del Centro de Neurobiología y Fisiología Integrativa (CENFI) de la Universidad de Valparaíso, la principal diferencia entre los niños y adultos en su reacción al estrés tiene que ver con la funcionalidad de un área específica del cerebro: la corteza prefrontal.

 

“Imagínate un director de orquesta, cuando el director de orquesta está bien de salud y está todo bien, la música suena bonita, esa es la situación de los adultos. En el caso de los niños el director de orquesta recién se está formando”.

Alexies Dagnino

Investigador en Neurobiología del estrés

La corteza prefrontal se vincula con las llamadas “funciones ejecutivas”, que tienen que ver con la coordinación y planificación de comportamientos, la toma de decisiones, distinguir lo que está bien y mal, predecir consecuencias y adecuar el comportamiento social a cada situación. “Como esa zona está inmadura en los niños, todavía no hay una buena planificación, no evalúan o reflexionan”, añade Mariela Baquedano, psicóloga infanto-juvenil de la Clínica Santa María. Por esto mismo, al no tolerar la incertidumbre, los niños se muestran altamente demandantes con sus cuidadores.

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Otro aspecto importante mencionado por el investigador es el “juego social”, que es fundamental en los niños para aprender los códigos sociales y generar lazos afectivos que pueden perdurar para el resto de la vida. Como indican los datos, los niños están jugando menos, lo que afectará su desarrollo. “No es lo mismo aprender en una pantalla, en el caso de los niños el contacto social es necesario para que maduren los circuitos cerebrales que regulan nuestro comportamiento social y esto último es fundamental para la supervivencia, así como la alimentación, dormir, entre otras cosas”, plantea Dagnino.

En ese sentido, una prolongada cuarentena en casa obstaculiza la forma en la que los niños se relacionan con otros y con el mundo. Por ejemplo, cuando cumplen su primer año, desarrollan aún más su innata curiosidad y necesidad de más independencia: son exploradores por naturaleza. ¿Cómo lo hacen ahora sin poder salir de casa?

Patricia Morin es una mamá primeriza de Arica y ha experimentado este proceso mencionado desde su hogar. Abogada de profesión y madre de Vesna, quien cuando partió la pandemia en marzo de 2020 tenía 8 meses, relata su rutina casera en medio de la crisis sanitaria mundial y su tránsito por todos los estados de la maternidad, desde la dificultad hasta la adaptación.

 

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A los tres o cuatro años de vida, los niños desarrollan una “teoría de la mente”, concepto acuñado por el psicólogo Baron-Cohen para referirse a la capacidad de interpretar las emociones y conductas de los demás. Marcela Larraguibel advierte sobre posibles secuelas a futuro. “El uso de mascarillas puede interferir en el aprendizaje del reconocimiento emocional de las caras, el no identificar si el otro está triste o enojado con solo mirarle la cara, dificulta mucho las interacciones sociales. Por ejemplo, en el primer caso (si está triste) la conducta sería de acercamiento, mientras que en el segundo caso de alejamiento”, afirma la profesional.

La tecnología, que muchos especialistas recomiendan evitar en los niños más pequeños, apareció como la solución a la falta de socialización. Se intensificó su uso en cuarentena, especialmente a través de las videollamadas, generando incluso situaciones inusuales. “Ocurren a veces cosas divertidas porque niños de un año toman el teléfono o la tablet y les dicen abuelo a los dispositivos electrónicos porque los representan ahí”, menciona Maribel Corcuera, psicóloga infantil con 16 años de experiencia en atención a niños y adolescentes.

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Recomendaciones para los padres y cuidadores

Como consecuencia del estrés, hay una cara esperanzadora: la resiliencia, que es la capacidad de adaptarse y superar situaciones adversas, estresantes o incluso traumáticas como la pandemia, con resultados positivos. Sin embargo, no se trata de una capacidad innata del ser humano, sino que es aprendida de las personas y en un entorno que posibilita las condiciones.

En ese sentido, los niños pueden adaptarse más rápido a la nueva dinámica social y este comportamiento podría deberse a una capacidad del sistema nervioso: la plasticidad cerebral. “Es la capacidad que tiene el tejido cerebral de amoldarse a las necesidades que se están viviendo en el ambiente. Significa ser adaptativo. Es como un corredor de un maratón: si entrena todos los días cada vez va a correr mejor. Si se entrena mal, las enfermedades mentales del futuro se empiezan a desarrollar en esa etapa”, asegura el neurobiólogo Alexies Dagnino.

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Los especialistas en salud mental recomiendan bajar las expectativas. “En cuanto a los padres, qué bueno que se pueda estar con los hijos, pero también entender que tener un hijo recién nacido es un periodo que también causa estrés, por lo tanto aquí de nuevo bajar la exigencia, uno no siempre es capaz de hacer todo, y entender que lo mejor que le puedo dar a mi hijo es mi amor, el cariño, sentir el piel a piel y calmarme, que eso es lo mejor que puedo dar”, dice la psicóloga Maribel Corcuera.

A quienes les tocó la difícil tarea de ser padres en este periodo, algunas recomendaciones para enfrentar el segundo año de pandemia junto a sus hijos.

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