La actual pandemia del coronavirus trajo como consecuencia que, al menos 3 millones de familias chilenas, fueran afectadas económicamente. Aquí algunas historias que revelan esta realidad, más allá de las cifras.
Brígida Saavedra (60) es dirigenta social desde hace 30 años. Pese a que durante este tiempo vivió situaciones difíciles, el panorama actual es el que más la impacienta. Desde que el coronavirus llegó a Chile hace 14 meses, es testigo de cómo sus vecinos dejaron progresivamente de llevar el pan a la mesa. Algunos, literalmente, tienen que luchar contra el hambre. Brígida no pudo quedarse de brazos cruzados así que, junto a otras pobladoras, organizó una olla solidaria en la población Esperanza Andina II, en Peñalolén.
Hasta antes de la pandemia, Brígida trabajaba como empleada de casa particular y mantenía a sus tres hijos y cuatro nietos. Además, hoy está a cargo de Benjamín, un niño de tres años que quedó bajo su tuición.
A ella y a otros vecinos de la población, la crisis sanitaria los dejó sin su fuente laboral. “Las mamitas no pueden trabajar porque tienen a los niños en la casa e incluso algunos no tienen para conectarse a internet en las clases virtuales y nos los pueden dejar solos”, comenta Saavedra.
Pese a que el primer año de pandemia la instancia comunitaria llegó a entregar más de 400 raciones diarias, durante toda la semana y con múltiples ayudas de parte de la comunidad; hoy reparten entre 120 y 150 platos de comida al día, de lunes a viernes. “Ha bajado la colaboración, incluso mucha gente de clase media que nos ayudaba de manera particular, hoy no lo hacen porque su situación económica también desmejoró”, señala la dirigenta que día a día se las ingenia para “parar la olla”.
Brígida pertenece al grupo de nuevos pobres que surgieron con la pandemia. Según el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), publicado en marzo de este año, en Chile la pobreza aumentó de 10,7% en 2019 a 10,9 % en 2020, es decir, 35 mil 148 personas (cálculo en base al Censo 2017), algo así como llenar dos veces el Movistar Arena.
Además, hay otros informes más contrastantes como el del Banco Mundial, que evidencian más arista de cómo ha afectado la pandemia. De acuerdo a la entidad, 2 millones 300 mil chilenos cayeron en vulnerabilidad económica, es decir, tienen un ingreso apenas superior a la línea de la pobreza ($176.201 por persona, según el último informe del ministerio de Desarrollo Social, marzo 2021).
Cuantificar cuáles son los estratos más afectados es difícil: la última Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen), data de 2017 y de esa fecha hasta ahora, el país cambió totalmente. “La encuesta Casen 2020 es la que nos dará un enfoque importante sobre quiénes fueron los grupos más afectados”, explica Roberto Cases, economista del Centro de Estudios Públicos (CEP).
Pymes a la deriva
Clara Labarca (60) y José Ponce (63) llevan 36 años casados. Viven en la comuna de La Florida, junto al menor de sus tres hijos, Diego, y Susana, la hermana de Clara.
Hace 5 años, Labarca transformó el patio de su casa en el local de su nuevo emprendimiento familiar: “Magia en Flor”, una tienda dedicada a la venta de artículos de decoración, arreglos florales, figuras de yeso y artesanías. Por otro lado, José dedicó gran parte de su vida al diseño, confección y venta de pantalones jeans. Desde 1986, con el apoyo de su hermano, inauguró el primer local, y luego con el tiempo llegó a tener otros dos, ubicados en Patronato y Estación Central, respectivamente, bajo la marca “Silverado Jeans”.
Tanto el emprendimiento de Clara como el negocio de años de José no son calificados como rubros esenciales según el Gobierno, razón por la que se han visto obligados a permanecer cerrados durante los largos periodos de cuarentena. Si bien reconocen haber recibido algunas de las ayudas estatales, los beneficios más efectivos han sido los retiros del 10% de sus fondos pensión y pese a ello, insuficientes con los gastos y deudas que arrastran.
La encuesta “Impacto Pandemia”, instrumento elaborado por la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech) y cuyos resultados se publicaron en mayo de 2021, detectó que el 91% de los encuestados señaló que su emprendimiento se vio afectado por la crisis sanitaria y el 61,5% de manera grave o catastrófica. Además, el 43,4% declaró haber perdido más del 50% de sus ventas anuales.
En tanto, Sólo un 7,8% de los emprendedores encuestados tiene un pronóstico optimista de cara a los próximos 6 meses, mientras que un 56% consideran que el panorama es incierto.
Reinventarse ante la adversidad
Emprender se convirtió en una de las opciones principales para poder paliar la falta de trabajo tras el estallido social y la pandemia. Muchas de estas microempresas son lideradas por mujeres quienes, ocupando su imaginación e innovación, ofrecen los más diversos productos.
Este es el caso de Carolina Lara (35), quien tras ser despedida de su trabajo como inspectora de un colegio en Calama, tuvo que reinventarse y buscar la forma de generar recursos. A ello se suma que su esposo también quedó cesante.
Fue así como nació su emprendimiento “Saludable Tentación”, dedicada a la repostería saludable, especial para personas diabéticas, celiacas y/o intolerantes a la lactosa. “Mi esposo es diabético y me motivó a emprender, sabemos que acá hay un espacio de crecimiento porque no hay mucha oferta, a nosotros mismos nos había costado encontrar”, cuenta Carolina.
Según datos estadísticos, publicados en diciembre de 2020 por la Unidad de Estudios de la División Política, Comercial e Industrial del ministerio de Economía, en Chile hay 2 millones 57 mil 903 emprendimientos formales. De ellos, el 38,6% (794 mil 852) corresponde a proyectos liderados por mujeres y sobre el 84% de ellas, señaló que lo hace por necesidad.
En cuanto a la proporción de microemprendimientos informales, definidos como aquellos sin inicio de actividades en el Servicio de Impuestos Internos (SII), el informe señaló que corresponde a 57,3 % para las mujeres y 42,8 % para los hombres.
“El desempleo ha impactado sobre todo a las mujeres, en términos de participación femenina hemos retrocedido 10 años. Se retrocedió bastante y eso va a ser un desafío grande”.
Sin vuelta atrás
“Lo único que tengo claro es que no quiero volver más al periodismo. Lo desterré para siempre”. Así de tajante es Alexis Torres con el ejercicio de la profesión que tuvo los últimos nueve años trabajando en el Consorcio Periodístico de Chile S.A. Copesa (La Tercera y La Cuarta). El 29 de enero de 2021, fue parte del despido masivo que afectó a 200 profesionales de las comunicaciones, debido a una crisis financiera que afectó a la empresa y que se agudizó con el estallido social y la pandemia.
Al día siguiente, Alexis decidió formalizar en el Servicio de Impuestos Internos (SII) un pequeño negocio de venta de frutos secos que, desde hace un par de años, realizaba entre amigos y colegas.
Las ganancias que obtiene actualmente aún no se asemejan al sueldo que recibía como periodista, pero cada vez se acerca más y le sirve para pagar cuentas como el dividendo. “Estoy tranquilo y mejor que varios colegas que no han querido dejar el periodismo, pero que están ganando precariamente”, señala Torres.
Según datos de la encuesta Covid-19, ejecutada por el Ministerio de Desarrollo Social, la reducción de los ingresos por la actual crisis sanitaria, afectó a un 59,4% del total de los hogares en nuestro país. Algo así como a 3.357 mil hogares, según el último Censo 2017. Dentro de estas se encuentra la familia de Alexis Torres, que al igual que las otras, sintió los efectos socioeconómicos directos o indirectos que ha generado el coronavirus.
Desafíos
No hay certeza respecto de cuándo se acabará esta pandemia, por lo que los países -incluido Chile- tendrán que seguir con el desafío de compatibilizar las medidas sanitarias, para evitar la propagación del virus e impulsar y reactivar la alicaída economía.
Simone Ceccini, economista y oficial a cargo de la oficina de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) explica que para salir de la pobreza, todo lo que pasa en la economía es clave. “La economía tiene que ir de la mano con lo social y crear este Estado de bienestar que permita garantizar temas básicos como consumo o ingreso, pero también proveer oportunidad, educación de calidad para todos los niños y niñas, salud de calidad, etcétera”, comenta.
Agrega que, para que las dos cosas vayan de la mano, “tenemos que ponernos de acuerdo como sociedad. No somos ingenuos, sabemos que requiere de recursos fiscales y de acuerdos muy grandes”.
Finalmente, para el economista de la Universidad de Chile, Joseph Ramos, el escenario para este 2021 será más favorable. “Más que mi proyección, la del Banco Central, que es lo más serio que tenemos en Chile, es que está proyectado un crecimiento entre 6% y 7%, 6,5% para hablar de media. Daría mi brazo derecho para que se cumpla este vaticinio, eso significa que habremos, a fin de año, recuperado lo perdido durante el 2020, lo perdido en producción, lo cual ya es un primer paso bien importante, no del empleo, el empleo anda con rezago”, dice.