El consumo de medios y la raza inclinan la balanza en la elección de EE.UU

No hay lugar a dudas. En pleno siglo XXI, las elecciones presidenciales se deciden no sólo por una adecuada y correcta campaña electoral, sino que también apela a otros factores, como el uso de los nuevos medios de comunicación digitales (Facebook y Twitter) y por otras variables, tales como la raza (inmigrantes), edad de los votantes, su nivel de estudios, etc.

El caso de Estados Unidos no es la excepción. Y el triunfo, en 2016, del candidato Republicano Donald Trump, sobre su adversaria Hillary Clinton, del partido Demócrata, marca una tendencia bien clara y es un fiel reflejo de esta premisa. El electorado no es el mismo de hace 30 años. La gente tiene más posibilidades de informarse, mayores y mejores fuentes de conocer mejor a su candidato, y como resultado de esto, ser menos “manipulable” a la hora de emitir su sufragio.

A modo de ejemplo, aparece el siguiente gráfico que muestra el consumo de un medio de comunicación tradicional, como lo es la Televisión abierta en comparación a las nuevas plataformas como Facebook y Twitter.

 

Otro factor que incidió en el triunfo electoral de Donald Trump fue su promesa de campaña en torno a los inmigrantes y al énfasis de construir un muro en la frontera con México. Eso le valió el rechazo de parte del electorado; pero también generó mucha adhesión en los sectores más conservadores de la sociedad estadounidense, quienes hicieron suyo el slogan del empresario de “Hacer grande nuevamente a América”.

En la siguiente gráfica se ve cómo la población de origen blanco (caucásico) fue la que más participación tuvo en las elecciones presidenciales del país del norte.

Esta elección estuvo marcada por múltiples variables, pero sin dudas, hay que tener en cuenta la irrupción de las nuevas plataformas de información, donde el electorado está cada vez más imbuido en el acontecer político y es capaz de tener a disposición más elementos para elegir por un determinado candidato u otro.

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