Desde la abuelita hasta la ex, desde el mejor amigo del kinder hasta el primo que ahora vive en Alemania. Todos están presentes y conectados en una red que nos ofrece un sinfín de posibilidades, pero no sin costos.
En el mundo hay más de 2 mil millones de perfiles de Facebook y en Chile, a una década de su irrupción, llega a los 13 millones, dejando de manifiesto que son muchos los que ya no pueden comenzar el día sin antes saber a quien hay que saludar por su cumpleaños o qué novedades comparten nuestros contactos en sus muros.
Para Daniel Halpern, director de Tren digital de la Universidad Católica, “la irrupción de la red generó un profundo cambio social en Chile. Transformó la forma en la que las personas se relacionan, cómo interactúan”. Para el académico, “la gente empezó a desarrollar más contenido visual y a sentirse atraída por esto”.
Es que todos tenemos un amigo que narra minuto a minuto lo que pasa en su vida, sube fotos tomadas desde el espejo del ascensor cuando sale en la mañana, mientras camina a la oficina con su café starbucks, luego la imagen de su almuerzo, el vídeo de su perro haciendo una gracia y su perfectamente fingida cara de sueño antes de dormir.
Según la consultora de marketing Zephoria el tiempo promedio que una persona dedica a su Facebook son 20 minutos, mientras que los principales usuarios de esta red tienen entre 25 y 34 años, alcanzando un 29,7% del total.
Entre los jóvenes chilenos esta plataforma sigue siendo muy masiva, de hecho, un estudio desarrollado por Daniel Halpern señala que en los universitarios nacionales su uso llega al 96,4%, superando a países como Estados Unidos, España y Canadá.
Pero dedicarle tanto tiempo a Facebook, también tiene sus consecuencias, pues según otra investigación desarrollado por Halpern y Tren Digital, mostró que estudiantes de Séptimo Básico y de Cuarto Medio bajaron las calificaciones producto de su uso.
Ya no me gustas
Cómo explicar esa maldita satisfacción que nos provoca que alguien ponga un “like” a nuestros comentarios, vídeos o fotos que publicamos, y la desesperación que sentimos cuando nuestro posteo es ignorado en la comunidad virtual. Pero un “like”, un comentario o una conversación con esos entrañables del pasado, con los que sólo aquí nos reencontramos, nos puede acarrear más de un problema.
Daniel Halpern dice que “antes nadie iba en la calle diciéndole al resto que tenía una relación”, sin embargo, hoy lo podemos decir al mundo, así como también gritar -para que todos escuchen- que estoy “soltero” o que ya no tengo una relación. Para el investigador de la UC, hay una “clara relación” entre Facebook y el divorcio.
Es que parece que no es tan mito que Facebook es el lugar perfecto para volver a conversar con esa -o ese- ex con quien un día todo acabó y de la peor forma. De hecho, un estudio de la Brunel University de Londres en 2011, señaló que de 464 estudiantes consultados, el 54% seguía siendo amigo de Facebook con sus ex.
Por otro lado, una encuesta de la Academia Americana de abogados (AAML) reveló que cuatro de cada cinco juristas reconoce un alza en el número de divorcios a causa de Facebook.
Con esos efectos cualquiera se estresa y es lo que -precisamente- una investigación de la Pew Center de Washigton confirmó en 2015: Las redes sociales producen más estrés del que alivian. A su vez, una encuesta realizada por la Sociedad Real de Salud Pública (RSPH) de Londres en 2017, indicó que las redes sociales como Instagram, Snapchat, Facebook y Twitter afectan de forma negativa en la salud mental de los jóvenes, mismas redes que según la encuesta contribuyen a que los jóvenes empeoren la opinión que tienen de su propio cuerpo.
Para bien o para mal, a diez años de su arribo a nuestro país, Facebook no tiene intenciones de irse, lo demuestra una comparación realizada por La Tercera en Chile, que la sitúa como la red social con mayor porcentaje de usuarios que interactúan con ella a través de su smatphone.